martes, 29 de marzo de 2011

En algún lugar de África

Perdón por tanto retraso y aun así no he podido terminar el capítulo pero os dejo la mitad del 1º para que vayáis saboreando. Por ahora no puedo pasar mucho tiempo pegada al PC por un susto del Sábado (¡Y vaya susto!) Pero ya estoy casi recuperada. Muchos besotes =)
P.D: Si veis algún error decidmelo para poderlo corregir ^^


Capítulo 1: En medio de la tormenta
Por los altavoces de mi Ipod sonaba Taylor Swift y su Jump the fall que amenizaban mi sesión de espejismo, consistía en mirarme durante un tiempo determinado al espejo y decirme lo fabulosa que era, cosa que sabía. El sonido de una llamada me interrumpió en plena sesión. Una de mis nuevas amigas me llamaba por Skype y rápidamente acepté la videollamada.
-¿Te has enterado?-sonreí-Me parece increíble que no me lo contarás antes.
-Lo siento Siena, Lucas me chantajeo con dejarme sin la paga de tres meses si lo contaba-dramaticé un poco-¿Y quién hubiese comprado estos fabulosos zapatos?-alargué la mano y cogí un par de zapatos rojos con tacón de aguja de doce centímetros y que relucían.
-¿No?-Asintió alardeando de mi nueva adquisición-Son unos Manolos originales y de los cuales eran tan exclusivo que solo había cinco pares uno por continente ¿Como lo has conseguido?
-Digamos que una tiene sus armas-ambas reímos a carcajadas.
-Osea, que has ligado en....
-Una isla que mi padre alquiló este verano para pasarlo en familia. Si vieras fue increíble estar los cuatro juntos.
Los cuatro, Alba, Lucas, María y yo pasamos las vacaciones juntos mi padre se desentendió a causa del trabajo. Su vida era trabajo, trabajo, trabajo, ¡ah! sí, más trabajo. Como deseaba borrar aquella zona del mapa. Cuando mamá m...marchó a su viaje al extranjero nos propuso ir a vivir allí pero me negaba. Odiaba ese lugar como a nada en el mundo.
-¿Andrea? ¿Sigue ahí?
-Sí, estas preparada para la fiesta de esta noche-esta asintió por la pantalla-No se si ponerme un Dolce blanco ceñido en el pecho y que se va ampliando conforme va cayendo o un Valentino rojo hasta las rodilla y con un lazo negro debajo del pecho. ¿Cuál te gusta más?
-Ains no se Andrea, pienso que ambos te quedarán genial. Con el cuerpo que tienes siempre lo hace. Por cierto ¿vas a ir al casting del que hablamos antes d ellas vacaciones? Era por acompañarte, ya sabes los famosos siempre dicen que iban con un amigo y los eligieron a ellos.
-Aún no lo sé-mi móvil empezó a sonar bajo la canción de Te tomaré una foto de Tiziano Ferro- te dejo me llaman, luego hablamos. Te recojo a las once y nos lleva mi hermano.
Bajé la tapa del portátil y me incorporé rápidamente de la cama. Mi padre llamaba una vez por semana pero yo me negaba a hablar con él. Lancé el móvil contra la cama y miré que vestido me gustaba más. Quería impresionar a todos y después de rebuscar por mi vestidor encontré uno que era de mi madre. Era de seda estampada de mariposas en lilas y rosas pálidos, triangulado en la parte delantera y el la trasera dejaba al aire toda la espalda. Enseña lo suficiente para no pasar el límite de lo elegante y lo vulgar. Unas romana de tacón de aguja de ocho centímetro y un bolso de Adolfo Domínguez fueron mi apuesta de esa noche, nada de adornos, simplicidad a veces era iguala a elegancia.
Baje las escaleras y busqué a mi hermano por la estancia. No lo encontré. Miré en la cocina y llamé a los baños pero nada. Abrí el pequeño bolso de color marfil y saqué mi móvil. Tenía tres llamadas perdidas de mi padre. Mientras las borraba Lucas apareció por la puerta.
-¿Lista?-asentí-Voy a tener que quedarme allí de guarda espalda para que nadie se te acerqué esta noche. Estas guapísima-me besó en la mejilla y sonrió.
-Vamos, no quiero llegar tarde.
Salí como alma que lleva el demonio. Desde aquello me había vuelto tan distante a veces Alba cogía un cubito de hielo y decía: “Esto está más caliente que tu corazón”
Me daba igual. Todos habían sabido que mis padres se estaban divorciando, que mi madre había comenzado una relación con otro hombre y yo me tuve que enterar en velatorio. Como dolía tanto una palabra.
Odiaba ese día. Como de costumbre papá llegó tarde, tres días para ser exactos, Lucas y Alba se hicieron cargo de todo y yo vi a un psicólogo hasta hacía poco. Una urna bañada en oro vacía encima de la chimenea era lo que nos quedaba, sus cenizas se la llevo el viento parisino a la altura de la Torre Eiffel.
-Andrea, no puedes estar sin hablar con papá eternamente-yo seguí caminando hacia el parking privado de nuestro edificio-algún día vendrá a casa.
-¿Vendrá? Vaya el Señor Trabajo se dignará a honrarnos con su presencia en este lugar. ¿Llamaremos a los reyes y demás?
-¡Basta ya!-me gritó Lucas- Es nuestro padre y el que paga y consiente tus caprichos. Deberías estarle agradecida por lo que tienes. Alba y yo iremos pronto a visitarle. Porque el Señor Trabajo como tu lo llamas tiene que trabajar para pagar unas facturas que cada día le llegan de la VISA de su hija.
-Quizás sea porque soy como mamá. Y creo que el dinero compra el amor ¿no crees?-me agarró el brazo con tanta fuerza que creí que me lo partiría. Sus ojos mostraban la rabia que lo comía por dentro-¡Suéltame!
Un Aston Martin Rapide encendió sus luces cuando Lucas pulsó el botón. Ambos nos montamos en él e hicimos el trayecto hasta la casa de Siena en silencio, incómodo pero mejor así.
Las luces que alumbraban las calles más céntricas solo tomaban forma cuando parábamos en algún semáforo en rojo. Lucas ni si quiera puso la radio. Una noche de verano a la cual iba despampanante y en la que tendría que fingir que era perfecta, fría y en la cual debía conseguir a Michael. Él sería el más codiciado el próximo curso por la chica y yo debía tenerlo. Desde que llegó a nuestro instituto de intercambio había conseguido posicionarte en la cumbre de la pirámide a una velocidad de vértigo. Y es que tener un metro ochenta y nueve, pelo rubio y ojos grises hacen que cualquiera perdiera l cabeza. Todas menos yo, él solo sería otro más con el que pisotear a las demás.
Mi hermano paró en seco y casi me comí de lleno la guantera de no ser por el cinturón. Siena se monto rápida y Lucas volvió a difuminar la luz de las farolas.
Mi “amiga” comenzó una conversación sobre ella, sus atributos, virtudes y sus ex. Así era ella, el mundo o lo que fuese giraba a su alrededor. Llegamos a la lujosa mansión de los McSun, antorchas encendidas nos indicaban el camino a seguir aunque de todas formas chicos nos acompañarían hasta la entrada. Abrieron la puerta y salí pero cuando me fui a girar para despedirme de mi hermano, él tenía la mirada perdida por su ventanilla y nada más cerrar se perdió con el coche en la oscuridad de la noche.
Siena había elegido un Valentivo en marrón chocolate con escote palabra de honor y ceñido hasta las rodillas. Unos zapatos de vértigo, al menos quince o dieciséis centímetros y unos pendientes blancos que junto con el collar y las pulseras la recargaban toda.
Cuando entramos en la casa por el jardín, encontramos camas redondas donde los invitados a la fiesta se sentaban a la vez que reían y bebían cócteles de todo los colores. Un chico con un pantalón blanco hasta las rodillas y sin camiseta, lo que permitía ver el resultado de horas en un gimnasio, se nos acercó con una bandeja llena de copas de colorines. Siena cogió uno de color turquesa y yo uno morada que estaba delicioso.
Busqué a Michael durante un rato y cuando al fin lo encontré pasé a su lado y le di un leve empujón. Quería llamar su atención y sabía cómo hacerlo. Pude sentir su mirada tras de mí, cogí otra copa y me giré. No me había equivocado, estaba pendiente de mis movimientos. Muy bien, el pez había mordido el anzuelo. Sonreí y el caminó hacia mi dirección.
-¿Nos conocemos?-me preguntó sonriente. Era aún más atractivo que en las fotos de su perfil en Facebook.
-Puede que sí-le miré mientras terminaba mi copa-o puede que no.
Me fui y lo dejo allí plantado. Y es que lo fácil es aburrido. De lejos vi a Siena con un chico de cabello castaño y no pude ver más porque estaba de espalda dándose el lote con ella en un rincón y su vestido había subido de sus rodillas a sus caderas. No me sorprendía nada verla así pues no sería ni la primera ni la última vez. Quizás esta vez era más decente, no como aquella fiesta en la playa donde seis en una noche había sido su récord o la otra en un ático y en la que la tuve que sacar hasta arriba de cierto polvo blanco, llamado comúnmente Coca. Ese era nuestra pirámide, la de las drogas, fiestas, diseños impagables para otros y pisotear a la gente. Y por supuesto donde la falsedad y la hipocresía era el arma en la guerra por quedar la primera, arriba en la cima. Triste pero cierto.
Creo que a veces Alba y Lucas llevaban razón era peligroso, al estar en la cima con poder es fácil corromperse o dejarse. Como me gustaría hacer de todo esto tripas corazón y mostrarme tal y como era antes del accidente pero no podía, mejor dicho, no quería.
-¡Hola preciosidad! Tu nombre era...-me dijo Michael con dos copas en la mano y sacándome de mis pensamientos-Si te conociera no habría olvidado a una belleza como la que tengo delante.
-Puede que sí. Tu fama te precede- dije para aumentar su ego masculino, los tipos como él lo adoraban. Los hacía sentir poderosos cuando no eran más que subordinados a las mujeres-Creo que alguien te busca, por el jacuzzi.
-Estoy mejor aquí contigo que allí con ella-sonrió-¿Crees que tendrás tiempo ahora para que charlemos?
Asentí.
Me llevó hasta un reservado que habían montado para la fiesta. Una pérgola de madera se elevó sobre nosotros, la recubrían una fina tela lila a juego con los Puf que rodeaban a una mesa baja y redonda. Me acomodé en uno de ellos y él hizo lo mismo en el contiguo al mío.
Me observaba con detenimiento y al volver a mi cara pude ver en sus ojos el deseo. Mi metro setenta y dos junto con un físico de anuncio: medidas 95-60-94´, pelo castaño claro y ojos color avellana causaban siempre ese efecto. Y si añadimos el envoltorio era normal. Tenía a quien quería y donde quería.
-Bueno, bueno ¿Dónde has estado el curso pasado?-me preguntó Michael.
-Estudiando y de fiesta como cualquiera. ¿Y tu como has conseguido en tan poco tiempo ser todo un Casanova?
-Digamos que uno tiene un encanto personal arrebatador y un físico-se puso de pie y giró como si fuera un modelo-que como verás ayuda mucho. También llevar el apellido McSun y tener una fortuna te hace estar en la Elite.
-Tienes razón. Quien se podría-me puse de pie y me acerque a él hasta casi rozar sus labios- a ti.
Me marché dejándolo allí plantado y desconcertado. Hubiese apostado a que se creía que lo iba a besar y todo. Vamos, que ya me tendría en el bote. ¡Iba listo!

A las nueve de la mañana llegué a casa tras una noche agotadora, no había bebido ni la mitad que Siena pero cuando llamó a su chofer sentía un gran alivio. Había tenido que evitar a Michael y de vez en cuando mirarlo para tenerlo en el punto que deseaba.
María me abrió la puerta antes de que yo pudiese hacerlo. Me miró con tristeza. Pesadamente subí las escaleras hasta mi cuarto. Mi entras iba por el pasillo me encontré con mi hermano que iría de salida, el cual, ni me miró y mucho menos habló. Tras pasarlo me quite los zapatos que me estaban matando.

Al fin en mi cuarto, cerré la puerta de un portazo. Me lancé a la cama, como pude me quité el vestido y lance al suelo como todo lo demás. Me quede en ropa interior y a rastras me cole en el interior de mi sitio de descanso. Creo que era el único lugar donde volvía a ser la misma del accidente. Donde mi corazón no era de hielo y mis lágrimas empapaban todas las noches las sábanas. El sueño me pudo y caí en un profundo sueño.

Alguien llamaba a la puerta de mi habitación. TOC-TOC TOC-TOC. Mi dolor cabeza iba aumentando, salí de la cama con pesadez, tenía un sueño tremendo y un dolor de cabeza mayor aún si cabía. Abrí la puerta, la persona que se encontraba al otro lado no era otro que Michael McSun. Su cara de asombro al verme en aquellas fachas hizo que cayera en la cuenta de que estaba en ropa interior, monísima y sexy pero no dejaba de serlo. Sin aquel momento le hubiesen puesto un termómetro creo que lo hubiera reventado. ¡HOMBRES!
-Dame un segundo que me vista-asintió aún atónito.
Cogí unos vaqueros lisos, una camiseta celeste y unas sandalias. No pensaba emperifollarme, quizás algo de base, un poco de rímel y por supuesto ¡Antiojeras! Me cepille el pelo y me lo recogí en una trenza.
Baje al salón y vi como Michael y Lucas charlaban amistosamente. Parecían hermanos, los dos rubios y de ojos azules aunque mi invitado era algo más alto que mi hermano.
Antes cuando peleaba con Lucas, siempre ele decía que era adoptado, Alba también se lo decía. Aunque ella tenía pruebas de que no era así pues era la mayor y vio a mamá con un pequeño Lucas dentro. Pero yo no.
Yo me parecía más a mi madre, en el físico, y Alba a mi padre pero Lucas a ninguno. ¿Y si lo habían cambiado al nacer? ¿Se podría devolver tras dieciocho años y ocho meses?

3 comentarios:

  1. No te preocupes por el retraso, guapa ^^.
    No tengo demasiado tiempo porque tengo que preparar un trabajo, pero te prometo que sacaré un ratito para leer el capítulo (que le tengo muchas ganitas).
    Y no hay problema, si leo algún error, te lo comunico.

    Besotes (y espero que te recuperes pronto de ese susto).

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  2. Hola !! Me ha gustado bastante tu historia estaré pendiente :D (y te sigo claro)
    Si quieres pasarte por mi blog eres siempre bienvenida :P

    Momobesos de peluche ♥.

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  3. Q buen comienzo de la historia!!!!! esta genial!!! espero seguir leyendo!!! :-D

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