domingo, 3 de abril de 2011

En algún lugar de África Cap 1 P.2


Continuación del capítulo 1...(Espero que os guste)

-¿Nos vamos Michael?- interrumpí su conversación sobre que equipo era mejor, Barça o Real Madrid. Odiaba esas discusiones entre tíos que siempre acababan igual que habían empezado.
-Pos supuesto-contestó el aludido-Nos vemos en la fiesta.
Salimos del ático y Michael pasó su brazo por mis hombros, le sonreí y él alargó su cuello como si de un pavo real con su cola se tratase.
Durante el trayecto en ascensor al Parking solo habló de él y del imperio de su familia, resultó ser uno más. Al fin y al cabo ¿Por qué no serlo?
La noche pasó rápida, fugaz, como si de luces difuminadas en una carretera se tratasen. Me desperté en la habitación de invitados de Siena, como siempre me había tocado llevarla a casa por la que había cogido por la noche. Ya le tenía tanto cariño a esa habitación que más de invitados, a estas alturas, era mía propia.
Me puse la ropa de la noche anterior y tras despedirme de Amanda, la asistenta de la familia Silvestre, la de Siena, volví a casa en un taxi.
Busqué en mi bolso las llaves, pero no las encontré por tanto llamé al timbre. Una melodía sonó procedente del interior, mis padres la habían cambiado por que el timbre común les parecía muy estridente y desagradable. De eso hacía y amucho tiempo.
María abrió la puerta con una sonrisa y a la vez una mirada extraña, preocupación y a la vez alegría. Algo no iba bien. Entre desconfiada, buscando algo extraño, allí estaba. Aquellas maletas de piel de cocodrilo del Nilo, el ultimo regalo de mi madre por su aniversario. Si ellas estaban allí el también. No vendría a quedarse, no era su costumbre. Como odiaba que hiciese aquello, venir hacer como si fuéramos felices y comiéramos perdices y más tarde irse como cualquier cosa. Cada segundo que pasaba odiaba más la hora en que le dieron aquel trabajo, quizás teníamos más dinero peor también una familia rota. ¿Merecía la pena pagar ese precio por tener más dinero?
María me asintió cuando la miré después de observar aquellas maletas. Negué.
Me apresuré a subir las escalera lo más rápido posible pero los tacones me lo impedían y si añadíamos el estar bailando y de fiesta más un plus de no haber descansado tendríamos un resultado nada agradable.
-¡Andrea!-me llamó mi padre desde el pie de la escalera-¡Ven pequeña mía!
-Ya no soy tu pequeña-tomé aire-si pudiera dejaría de ser tu hija. Mi madre está muerta ¡y es tu culpa!-grité con los ojo llenos de lágrimas.
-Andrea, entre tu madre y yo ya no había nada. Ambos decidimos rehacer nuestra vidas, nos habíamos divorciado de mutuo acuerdo pero su accidente fue eso, un accidente.
-NO, NO ¡NO!-Me giré y tuve a mi padre de frente, lo que me dio más rabio y opte por subir a mi habitación.

Pasé todo el día en mi cuarto, no quería hacer nada. Puse el Ipod al máximo para no escuchar a nadie. Abrí la tapa de mi portátil, abrí Safari y tecleé: Opuwo y me salen más de 100.000 entradas, como odiaba ese lugar. Llamó mi atención una tribu llamada: Himbas. ¿Como sobrevivían sin aire acondicionado? ¡Si están en África! Donde la temperatura podía llegar a superar los 40º. Más o menos como aquí pero ¡sin aire acondicionado! Lo que más gracioso me resultó, por llamarlo de alguna manera, era que en Diciembre la media era de 30º ¡LA MEDIA! Me entró calor nada más leerlo y deje de leer. Los mosquitos parecían tigres y de ahi su nombre, supuso. Y elefantes, rinocerontes,etc. Decidido, nuca jamás pisaría esa tierra.

Sentí que la habitación se me hacía pequeña, las paredes se estrechaban y el techo se cernía sobre mi, como si todo fuera de cera y se estuviese fundiendo. Una voz masculina decía una y otra vez lo mismo, en un idioma desconocido y en el no pude reconocer ni una letra de las que se plasmaban en las paredes. Un rostro de un marrón oscuro, casi negro, fue tomando consistencia ante mis ojos. Sus ojo negros me miraban atentos y sus labios, más claros que su piel, destacaban sobre su cara. Tenía un atractivo extraño, sus faces de guerrero lo hacían peligroso y eso me atraía más...

-Andrea es hora de bajar a desayunar-Alba me zarandeó de manera que abruptamente me sacó del sueño-Deja de ser una estúpida integral, como acostumbras.
Salí de la cama y me miré al espejo, tenía una pinta espantosa pero aún así me daba igual. No iba a bajar a ver a mi padre.
-Nadie es perfecto, que se le va hacer-me cepillé el pelo mientras miraba a mi hermana-y dile a ese Señor que no quiero saber nada de él. No se tienen hijos tres veces al año con suerte. ¡Ah! También dile que no hacia falta cambiarse de continente para hacer lo que el ha hecho, con cambiarse de ciudad o comunidad también sirve.
-¡Eres una estúpida!-me dio una bofetada,no me la esperaba pero ella si esperaba que se la devolviera y detuvo mi manos antes de que llegara a impactar en su cara.
-¡Fuera!-grité hecha una furia y con los ojos llenos de lágrimas. Me escocia el moflete por el bofetón.
En los días siguientes solo María se acercó a la habitación. Dejaba una bandeja con comida delante de la puerta como si fuera una prisión. El portátil fue mi conexión. Nadie me obligaba a estar allí pero me negué a salir hasta que un e-mail llegó a mi bandeja de entrada:

Queridísima Andrea:
No se puede tener todo lo que se desea y yo que tú iba vigilando a mi chico. Resulta que se le ha visto en varias fiestas en actitud cariñosa con otras. Ve agrandando los quicios de las puertas de tu casa, no los vayas a rayar. Con odio y rencor.
-T.


Apostaba cualquier cosa a que ese mensaje venía del correo de Tania Santorini. Desde mi ascenso y su destrono no me podía ni ver. Había jugado con astucia al ocultar el correo del que procedía pero no había ganado.
Marqué a Michael. Iba a darle fuerte, seguro que verme con el chico qu ele gustaba caería como una patada en su estomago, claro, con glamour ante todo.
-Hola Baby- saludó la voz de Michael dejando ver su acento americano muy a su pesar-Llevo días sin saber de ti, ni yo ni nadie. Pregunté a tu hermano pero no sabía anda. ¿Estas bien?
-De maravilla de hecho te llamó para saber si hoy ibas a salir. ¿Hay alguna fiesta?
-Si, un amigo me ha mandado un mensaje para esta noche. Por supuesto ir contigo y presumir de Chica será un privilegio-escuche de fondo algunas risas masculinas y choques de vasos.
-¡Genial! Recogeme a eso de ¿las diez y media?
-Vale.

Tras mirar como unas veinte veces el vestidor elegí algo sencillo y sexy. Un vestido palabra de honor, ajustado hasta la cintura y de volantes hasta las rodillas, de color blanco con un cinturón de piel de serpiente en la cintura y unas sandalias de cuero enredas por mi pierna. Como complemento un gran bolso y abalorios tallados de maderas. Me maquille con colores neutros y un poco de brillo en los labios, el pelo liso y unas gotas de perfume. Para finalizar terapia de espejismo hasta que escuche que María me llamaba.
Baje las escaleras con prisa pero sin demostrarlas. Aún no había localizado a mi padre pero sabía que estaba allí. Busque disimuladamente, al escuchar mis zapatos caminar hacia la puerta se puso en pie y clavó su mirada en mí. Con el estómago en la garganta saludé a Michael que no dejaba de sonreír y mirarme de arriba a abajo. En ese momento el estaba en medio de una tormenta donde hacia de: mitad de paraguas, mitad de pararayo y es que si no hubiese estado ahí, a mi lado todo habría acabado mal, muy mal.

3 comentarios:

  1. Seguro que está genial.

    Besotes, guapísima!

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  2. :DD Me lo he leido enterito (con la primera parte me refiero ^^) Y quiero más más !! Pobre chica.. Yo no me iba a África ni soñando con un tiarrón negro de esos.. x)

    Te invito a pasar por mi blog :)

    Momobesos de peluche.

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