martes, 2 de noviembre de 2010

Alas Rotas también en el blog :)

A partir de hoy también colgaré a la misma vez los capítulos aquí, que en Facebook y en Tuenti  para los que deseen leerla. Esto es importante y agradecería cualquier comentario constructivo y que me ayudase a saber si gusta o no. Saludos y que disfrutéis leyéndola ;D


Prólogo:
No podía soportar más la soledad que me inundaba desde hacía años, nunca me había planteado aquel tipo de vida y el ser siempre un adolescente no ayudaba. Había tenido que cuidar de personas en situaciones caóticas y en otras que te pondrían la piel de gallina, y lo que más odiaba era ir siempre de blanco. Creo que eso era lo peor, no poder vestir de colores alegre. El no relacionarme con personas, no poder haber estado al lado de mi familia y solo observar sin intervenir en infinidad de ocasiones. Ser lo que yo era no estaba mal para algunas “personas” pero para mí sí. Odiaba que me controlaran y había intentado en muchas ocasiones escapar pero ¿a dónde iba a ir? Todo mi hogar se había quedado setenta años atrás cuando un accidente me había mandado a este lugar. Cambiaría ser inmortal por una vida normal, por ir al instituto, trabajar, salir con los amigo y estar con mi...familia.
Decidida a ser mortal otra vez busque en la biblioteca del Saber hasta encontrar con algo relacionado, pero no había nada. La gran sala blanca con altas estanterías repletas de libros se quedó pequeña para seguir buscando.
Cabizbaja salí por las imponentes puertas de madera oscura que daban paso a un largo pasillo. En el extremo de este, un hombre enchaquetado de blanco me miró y luego entró en la puerta que había delante de él. Seguí caminando hasta llegar a la sala de visión. Era una sala grande blanca y con pozos donde podíamos visualizar a nuestros protegidos.
-Señorita Liria pase al despacho del director de adjudicación de protegido enseguida-dijo una voz femenina a través de los altavoces repartidos por los diferentes lugares compartidos.
Aun haciéndome a la idea de que nunca volvería a tener una vida y que sería un ángel guardián para siempre.
Llegue al despacho y pedí permiso para pasar.
-¡Hola Liria! Me han informado que no estás contenta con tu último protegido ¿algún motivo en especial?-dijo un hombre de cuarenta años y con rasgos afroamericanos, aunque le resaltaban unos imponentes ojos azules.
-No, todo está bien señor-mentira. El hombre en cuestión era un anciano de ochenta y nueve años que no salía de casa y nadie lo visitaba. Por tanto no había mucho de que proteger. Era aburrido estar pendiente de él y todo porque su anterior ángel se dio de baja por depresión. Las cosas que había oír.
-¿Segura?
-Si señor-ojalá se apiadara de mí y de él saliera el cambiarme con alguien.
-En todo caso hay algo que debo pedirte, pero siéntate-Él se sentó cómodamente en su gran silla blanca y me miró a la espera de que yo hiciera lo mismo en la silla que se encontraba a mi derecha.
Me senté e intente relajarme pero no pude algo, me hacía pensar que aquello iba a dar un cambio a todo.-Me han dicho que deseas ser humana de nuevo ¿me equivoco?-note como mis mejillas se sonrojaban por la vergüenza, la incomodidad por mi parte en aquellas situación era papable en el ambiente.
-No se equivoca, señor-admití avergonzada
-Te daremos un tiempo como humana a cambio de que hagas tu trabajo cuidando de alguien muy especial.
-¿De verdad? Señor muchas gracias
-Pero no será fácil esta misión y un fallo puede traerte de nuevo aquí o a otro sitio peor. ¿Estás segura de correr el riesgo?
-Sí, segurísima-al fin iba a poder sentir, tocar, hablar con otros humanos, pasear en bicicleta. No me lo podía creer.-Dijo que tendría que cuidar de alguien... ¿De quién se trata?
-Todo a su tiempo señorita, en cuanto esté todo listo la llamaremos para informales. Disfrute del día.




Capítulo uno: En sueños....
Fui hacia mi habitación, un lugar donde me sentía cómoda y que había sido mi hogar durante mucho años. Una cama, en un extremo bajo un gran ventanal por donde entraban los rayos de sol haciendo que el blanco resplandor de todo formase una atmósfera de paz y tranquilidad. Me senté en el borde de la cama y más tarde apoye mi cabeza en la almohada y me acomode en ella. Los ojos se me cerraron debido al cansancio producido por el estrés y las noches sin dormir buscando en la biblioteca alguna referencia. Noches mal gastada, pero al fin podría ser humana aunque fuese solo por un tiempo. Era mejor algo a nada.
Un coche se abría paso en una espesa niebla, la carretera estaba vacía y las luces venían en mi dirección. Grité para avisarle de mi presencia pero mi voz no se escuchaba y no podía moverme para poder salir de su camino. El coche cada vez más cerca era conducido por un joven moreno con el cabello y los ojos oscuros. Su mirada fría y su rostro furiosos no parecían que fuese a parar. Entonces miró al frente y pareció verme cuando en un intento por parar el coche volcó y rodó por la pendiente. Rodó dando varias volteretas en el aire hasta parar por el choque contra una roca enorme.
Liria, escuche la voz que me era familiar busque a su dueña pero no estaba. Entonces una explosión se hizo eco y unas grandes llamas alumbraron el lugar a través de la espesa niebla de la noche.
Desperté sobresaltada, con el rostro de Will mirándome con el ceño fruncido, extrañado de mi reacción.
-Liria ¿Estás bien?
-Sí Will no te preocupes, he tenido un sueño, mejor dicho una pesadilla horrible. Y a todo esto ¿Porque te has colado en mi dormitorio?
-Venía a buscarte por si querías acompañarme...Tengo que bajar a verificar que mi protegido está muerto. Ya era hora, la pobre mujer con ciento ocho años ya era aburrida.
-Y qué pretendías, ¿que a esa edad hiciera deportes de riego?
-Que graciosa eres. Bueno ¿vienes?
-No sé si me darán permiso
-Seguro que Luz te lo da, total ahora no tienes protegido ¿no?
-No...¿Cómo lo sabes?-me acerque con temeridad. Will era rubio con unos grandes ojos grises y su melena despeinada. Su altura era superior a la mía por varios centímetros.
-Ya sabes que aquí todo se sabe, no se dé que te extrañas. Lo que si te digo es que no eches cuenta a los murmullos de los demás por algo no tendrán protegido ¿no?
-Sé que puedo confiar en ti y necesito contárselo a alguien pero tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie.
-Te lo prometo-alzó su mano derecha en señal de juramento mientras pronunciaba esas palabras.
-Ayer me llamo el Director y me dijo que se había enterado de que quería volver a ser humana y me propuso serlo, durante un tiempo si hacia algo a cambio mientras lo era.-Will me miro sorprendido-Aun no sé de qué se trata pero volveré a ser ¡HUMANA!-lo abrace de la emoción. Me di cuenta de que hacía y avergonzada, me retiré de él. Él me sonrió, lo que me relajó.
-Eso es lo que siempre has querido...-perdió la mirada por unos segundos hasta que continuó-...ser humana de nuevo.
-¿Por qué lo dices en ese tono apenado? ¿No te alegras?-pregunté ya que su tono trasmitía pesar por lo que le acababa de contar. Su semblante triste provocó que me sintiera mal.
-Claro que me alegro, es solo que...-entonces paró. Pensó mejor como continuar pero simplemente permaneció callado durante unos minutos.
-Bueno y ¿a dónde vamos?-intervení para romper aquel silencio incomodo que se había producido entre ambos.
-Vamos a ver a un viejo amigo el cual un día conocerás...Supongo.
-¿Un amigo? Bueno vámonos o llegaremos tarde-me baje de la cama y lo cogí de la mano, tiré de él hasta sacarlo de la habitación. Después fue el que aceleró el paso y tuvo casi que tirar de mí.
Nos montamos en el transportador. Era algo parecido a lo que se le llama ascensor aunque mejor, pues en la pantalla que traía, introducías el lugar o la persona y te llevaba a donde estaba. Will introdujo una dirección que no pude leer debido a la rapidez con la que la escribió y le dio a la tecla circular de color verde en la que se podía leer transporte. En cuestión de segundos, las grandes y pesadas puertas de metal se abrieron y Will salió rápidamente tendiéndome su mano caballerosamente para que saliera a acompañarle. Caminamos por unos caminos de piedra pulida que estaban rodeadas de un césped verde y grandes árboles. También había lapidas, por lo que deduje que era un cementerio.
Paramos en seco y Will alzó la mano señalando hacia un entierro. Habría treinta personas y un féretro que subían. Al lado de este un hombre enchaquetado de negro. El hombre de pelo largo recogido en una coleta pareció sentirnos y se giró. Nos miró y comenzó a caminar hacia donde estábamos, zarandee el brazo de Will varias veces pero él ni se movió. Miraba fijamente al hombre y sobre todo, el maletín de piel negra que traía en la mano.
-Will ese hombre nos ha visto, no entiendo como pero vámonos antes de que nos haga algo.-zarandee de nuevo su brazo e intenté tirar de él pero pareció quedar petrificado-¡Vamos!-le pedí
-Tranquila es el amigo del que te hablé. Todo está bien Liria.-sus palabras lograron tranquilizarme en parte, pero aún me ponía algo nerviosa que viniera tan de negro.
El hombre estaba apenas cinco pasos cuando paró. Nos revisó de arriba abajo con la mirada, algo que provocó que me intimidara aún más. Will se debió de dar cuenta porque me miró y sonrió.
-¡Buenos días Alexiader! Espero que tengas esta vez todos los papeles ya sabes que tengo que entregarlos lo antes posible para que me adjudiquen un nuevo protegido.-noté como Will me apretaba la mano.
-¡Buenos días William! Esta vez esta todo, he preferido traértelos yo mismo para evitar problemas.-Cogió el maletín y lo sujetó sobre la palma de una mano y saco una carpeta grisácea. Luego lo volvió a cerrar y lo sujeto por el asa con una mano-Aquí tienes-dijo tendiéndosela a Will, que soltó mi mano para revisar los papeles que estaban dentro de la carpeta.
-Está todo correcto, gracias Alexiader por tanta rapidez con los papeles.
-Y esta niña ¿Qué es nueva?-preguntó en un tono de curiosidad.
-No lleva años como ángel guardián, lo que pasa es que nunca ha tenido que enterrar a un protegido. Siempre se lo dan a otros para que se encargue del papeleo.
Los mire atónita por lo que Will acababa de decir. Es cierto que cuando un protegido mío había muerto yo solamente esperaba a que me asignaran otro y ya está, y si ese señor de negro le había dado unos papeles en tal circunstancia era porque él era...
-Que mal educado por mi parte disculpad. Alexiader esta es Liria, Liria este es Alexiader-intervino Will interrumpiendo mis pensamientos.
-Encantado señorita, espero verla en otras ocasiones-dijo educadamente Alexiader
-Igualmente-alcance a decir. Will me miró y puso los ojos en blanco. Agarró mi mano y tiró de mí hacia el transportador para volver a nuestro lugar.-Adiós-me despedí a paso rápido y ahogada por la carrera de Will.
-Adiós Alexiader.-Will alzó la mano en señal de despedida y ambos entramos. Los puestos se cerraron segundos más tarde de nuestra entrada en el transportador.
Durante los segundos que tardamos en llegar ninguno pronuncio una palabra, simplemente nos sentíamos cómodos en silencio y cada uno pensando para sí mismo.
Nada más salir, una agobiada Lucía me divisaba y me hacía señas para que me acercara rápidamente. Will me acompañó y en el primer pasillo doblo a la derecha y se perdió en una de las puertas blancas.
-Liria ¿Dónde estabas? Llevo horas buscándote y encima has salido sin permiso ¿cierto?
-Sí, lo siento-agaché la cabeza avergonzada-Sé que debo pedir el permiso pero es que teníamos prisa. Había quedado con un señor llamado Alexiader y en cuanto hemos acabado nos subimos deprisa. Pero... ¿para qué me buscabas?
-El director te estaba buscando. Tienes que presentarte mañana a primera hora en su despacho y más te vale no volver a hacer lo que acabas de hacer si no quieres trabajar para Alexiader. Sinceramente, es un trabajo aburrido, solo entregar papeles a ángeles. ¡Vaya aburrimiento!
-Alexiader es...-reformule la pregunta de manera que no me sonara mal-... ¿la muerte?-pero sonó mal de todas formas.
Lucia se echó a reír. No entendí dónde estaba la gracia parecía que le hubiera contado un chiste.
-No exactamente pero si se puede decir que forma parte de su equipo de trabajo. Es complicado pero tú por ahora no te preocupes.
Pasé toda la tarde en la sala de observación mientras miraba atenta a los humanos en su vida cotidiana, era algo tan simple y a la vez me fascinaba. Un escalofrío me recorrió al recordar que yo también sería una de ellos pronto.
Agotada por el día me fui a mi cuarto, sin darme cuenta las horas se me pasaron volando mientras estaba en la sala de observación y a Will no lo había vuelto a ver. Por lo que imaginé que se debía a todo lo de su nuevo protegido. Me tumbé en la cama, cerré los ojos y un profundo sueño me cautivó.
Me giré y el murmullo de un pequeño riachuelo me hizo abrir los ojos. A mí alrededor todo era verde, frondosos árboles que producían sombras se abrían paso unos entre otros. Un calor asfixiante y el trinar de pájaros hicieron que me levantara. Caminé entre los árboles y la maleza en busca del ruido a agua que cada vez era más fuerte. Entonces lo vi. Un río separaba el bosque de un desierto. Me arrodillé, puse mis manos en forma de cuenco y lo llené de agua que me eche por encima. Por primera vez en mucho tiempo, pude sentir como mis bellos se erizaban al paso de las gotas del agua helada. Un rugir de moto que paró enseguida me hizo levantar la cabeza. No me lo podía creer era él, el chico de la otra pesadilla. Vi como intentaba llegar hasta el río para beber, se veía deshidratado por el calor pero no podía llegar. Parecía que tenía peso de más que hacía que no pudiera avanzar deprisa. Intenté cruzar el río pero me fue imposible, era como si hubiera un muro invisible que no podía atravesar. Grité lo más fuerte que pude al verlo caer en la arena semiinconsciente. Intenté hacerme oír, que supiera que estaba allí y que lo quería ayudar. Entonces intentó incorporarse y se giró hacia mí. Me miró provocando un estremecimiento por todo mi cuerpo. Minutos más tarde se quedó allí tirado sin moverse.
Me incorporé rápidamente de la cama algo confusa, no comprendía porque tenía que soñar con ese chico y siempre moría o eso parecía. Siempre me miraba y después pasaba algo malo ¿pero cómo podía verme? La explicación es que solo fue una pesadilla. Lo que me gustaría en este momento es tener una ducha, si una ducha de agua caliente para despejarme pero esto de ser un ángel quería decir que ni comíamos ni necesitamos nada solamente dormir.
Miré el reloj, aún tenía tiempo hasta la hora de ir a ver al director, así que me levanté y decidí dar un paseo.

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